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¿Aún no conoces nuestros pequeños embajadores? Lil'B, Denea y T-Resa te muestran algunas de las cosas más interesantes del Instituto de Investigación ¡de la forma más sorprendente!
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Lil’B

“¡El ataque es la mejor defensa!”


Este pequeño y travieso linfocito-B es un vendaval contra cualquier cosa que pueda suponer una amenaza. Sus anticuerpos son verdaderas armas letales contra virus, bacterias, hongos ¡y lo que haga falta!

Como todos los linfocitos-B, se diferenció a partir de una célula madre hematopoyética en la médula ósea roja. Lil’B “nació” en el esternón, pero sus hermanas vienen de la cadera, las costillas, el húmero o el fémur: ¡Hay médula ósea en muchos huesos!

Aunque a Lil’B le encanta viajar, la mayoría de linfocitos-B se encuentran en los ganglios linfáticos, repartidos por todo el cuerpo. Ahí esperan a ser activados por sus primos, los linfocitos-T. Cuando esto pasa, se transforman en auténticos ninjas, lanzando sus anticuerpos a la sangre para acabar con los microorganismos invasores. 

Hay millones de linfocitos-B. Cada uno fabrica un anticuerpo concreto, contra un enemigo concreto. Actuando conjuntamente, ¡pueden con (casi) todo! 

Nuestra amiga está siempre alerta, lista para atacar y defender el cuerpo para mantenerlo sano. Lil’B es la más feroz guardiana de nuestra salud.

 


T-Resa

“Paciencia, perseverancia, organización y todo va a salir bien”


La sabiduría acumulada en mil batallas; la fuerza para tomar la decisión correcta. Esta es la auténtica misión de un linfocito-T: organizar la lucha para conseguir la victoria.

Bajo una apariencia afable y tranquila se esconde T-Resa, una experimentada coordinadora de la respuesta inmune. Frente a cualquier señal de alarma, T-Resa impone la razón y la sensatez.

Como el resto de sus hermanas, T-Resa “nació” en la médula ósea roja y viajó al Timo, un órgano hematopoyético secundario, para completar su entrenamiento y convertirse en un linfocito-T capaz de reconocer virus, bacterias y hongos… pero también células del cuerpo infectadas o cancerígenas, contra las que se muestra implacable.

Los linfocitos recuerdan bien contra quien han luchado antes y su memoria es extraordinaria. Por esto, T-Resa habla desde la experiencia de quien ha luchado en muchos frentes y sabe cuándo hay que lanzar un ataque fulminante o, por el contrario, tolerar una presencia extraña.

Pero que nadie se confunda, aunque en ocasiones pase el tiempo haciendo calceta, o se entretenga contando batallitas, cuando se activa T-Resa es imparable y siempre está vigilante para garantizar la buena salud del cuerpo.

 


Denea

“Tengo tooooda la información… ¿cuál era la pregunta?”


Hay un Denea en todas las células: el ADN, guardián de la información genética que rige su destino. Según que partes de esta información active, esa célula podrá hacer unas cosas u otras y convertirse en uno de los ladrillos sobre los que se construye el cuerpo.

Compartir su conocimiento es lo que más satisface a Denea. Aunque a veces esté un poco ausente, pensando en sus cosas… Lo cierto es que no le gusta ser el foco de atención, pero siendo una molécula de ADN, no puede evitarlo.

A Denea, el mundo real le interesa más bien poco. Él es información pura, condensada en doble hélice y perfectamente organizada. Lo que hagan las células con ella, le trae más bien sin cuidado, siempre que se respeten dos condiciones: uno, la información debe transmitirse. Y dos, nunca hay que alterarla.

Cuidado! Denea es muy estricto y no tolera nada bien los cambios en la información genética, su tesoro y su razón de ser. Las células cancerosas, llenas de alteraciones y mutaciones sin sentido, son su peor pesadilla.